El
Perdón, palabra maravillosa y difícil para el ser humano.
“Ningún
hombre sensato cierra las posibilidades al perdón, pues perdonar es, en sí
mismo una gran victoria” Dante.
El
perdón, es un proceso que nos cuesta esfuerzos, pues perdonar actitudes y
acciones que violen nuestros principios, tiene mucho valor y aptitud para
lograrlo.
Aunque
creo que al perdonar sinceramente de corazón, no de palabra, nos liberara de
ese sentimiento de rabia, de ira contenido. Es un sentimiento que lastima, así
no lo queramos, afecta todo a nuestro alrededor, nos volvemos desconfiados
hasta de nosotros mismos.
Al no
dar el perdón, seremos prisioneros siempre de todo. Habrá una sombra tapándonos en nuestro
camino, la zozobra cada nada nos asalta las lágrimas de impotencia y
debilitamos día a día nuestro corazón, mermando nuestras fuerzas. Al acostarnos
cada noche con los malos recuerdos, nos dará otro mal día de rencor y odio.
Tratemos
de perdonar de corazón con esperanza y alegría en las manos de Dios. Cerrar heridas abiertas, mirar con
misericordia, dando un perdón generoso.
El no perdonar es como un hoyo oscuro sin fondo, mermar nuestros
pensamientos. Por eso busquemos nuestra
calma haciendo el perdón para sí mismos y los demás.
Dejemos
para mañana, lo malo que queramos hacer hoy, y ya calmados, reflexionamos mejor
y lo dejamos para nunca.
Perdonar
es sentir a Dios en el silencio de la naturaleza, en el mirar de un niño, en el
amor de un animal.
Realmente
perdonar a una persona que nos ha hecho un daño irreparable es difícil, pero no
imposible. Recuerde- Dios ama, no juzga-.
Podemos
perdonar, si queremos hacerlo y nos dedicamos a lograrlo, sin ponernos límites,
como un buen dicho de Henry Ford “Cuando
creo que puedo tengo la razón y cuando creo que no puedo también tengo
la razón”. Dicho de otra manera: si tú
quieres puedes hacerlo, si no quieres, limitas y crees tener la razón. Necesitamos
perdonar, debemos perdonar, ser libre de la culpa que otra persona me
hizo a mí en su momento",
Perdonar
es ver con los ojos de DIOS, sin cosificar.
Al
perdonar sanamos las heridas internas, es ser bueno consigo mismo.
Perdonar
no quiere decir que se eche al vacío los golpes que te han hecho, pues siempre
estarán latentes, simplemente es recordar en paz, sin odio, sin amargura. Podemos disentir y no que los recuerdos nos
lleven a resentir, a encadenarnos al pasado. que el perdón no es para liberar de culpa al otro,
sino que yo sea libre de las heridas del alma.
El
perdón no significa que debamos reconciliarnos con quien nos lastimo, es
simplemente reconciliarnos con Dios y nosotros mismos. Es imposible estar al
lado de quien tanto daño nos haya hecho.
Oremos,
meditemos, crezcamos como personas, cerremos capítulos, desatemos nudos que nos
lastiman. No seas un prisionero con las
llaves en tus manos. Se flexible, sin
sometimientos, tolerante, recuerda que Jesús no tenía diferencias con nadie, al
ser tolerantes progresamos con sabiduría y serenidad.
Perdonar
es simplemente una decisión
valerosa. Elige quererte y querer
a los demás aunque a veces llores por tu dolor, tu tristeza, pero jamás lo
hagas por haber dado el perdón. La paciencia toda lo alcanza y recuerda: si
tienes a Dios nada te faltará.
El
perdón en la pareja a veces cuesta más.
Muchas religiones – por no decir todas- nos quieren crear el error de
que debemos perdonar y seguir con nuestras parejas (quienes a veces son
nuestros peores enemigos). Que equivocados están pues a nadie se obliga a estar con el ser que ya
no se ama, con el cual la llama de la pasión ya se apagó. Nadie, absolutamente
debe “soportar y aguantar” a otro ser,
sólo si se desea, y lo hacen por
conveniencia, miedo a la soledad, al que
dirán. Los que se separan son los
esposos no los padres. No se deben
buscar culpables, solo el perdonarse y perdonar, e inclusive si no se puede
convivir tratar de ser los mejores amigos, sin recordar el pasado.
Digámosle a Dios desde el fondo de nuestra alma:
"Señor, yo quiero perdonar, borra lo que siento, quita de mi corazón estas
heridas, dame un corazón nuevo, te entrego el mío, ven a mi vida Jesucristo a
ti te lastimaron profundamente, a ti te dañaron y te atreviste a decir a tu
padre: "perdónalos porque no saben lo que hacen", ¡Señor, yo te digo
hoy perdona a tal persona, porque me lastimó profundamente, y llévate de mi
corazón este amargo sentimiento!, "yo hago mi parte, tu haz la tuya".
Nosotros también hemos lastimado a mucha gente, con
intención o sin ella, hemos herido profundamente el alma de nuestros seres
queridos y debemos pedir perdón mientras podamos.
Sonicha
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