lunes, 10 de octubre de 2011

EL PERDON...

El Perdón, palabra maravillosa y difícil para el ser humano.
“Ningún hombre sensato cierra las posibilidades al perdón, pues perdonar es, en sí mismo una gran victoria” Dante.
El perdón, es un proceso que nos cuesta esfuerzos, pues perdonar actitudes y acciones que violen nuestros principios, tiene mucho valor y aptitud para lograrlo.
Aunque creo que al perdonar sinceramente de corazón, no de palabra, nos liberara de ese sentimiento de rabia, de ira contenido. Es un sentimiento que lastima, así no lo queramos, afecta todo a nuestro alrededor, nos volvemos desconfiados hasta de nosotros mismos.
Al no dar el perdón, seremos prisioneros siempre de todo.  Habrá una sombra tapándonos en nuestro camino, la zozobra cada nada nos asalta las lágrimas de impotencia y debilitamos día a día nuestro corazón, mermando nuestras fuerzas. Al acostarnos cada noche con los malos recuerdos, nos dará otro mal día  de rencor y odio.
Tratemos de perdonar de corazón con esperanza y alegría en las manos de Dios.  Cerrar heridas abiertas, mirar con misericordia, dando un perdón generoso.  El no perdonar es como un hoyo oscuro sin fondo, mermar nuestros pensamientos.  Por eso busquemos nuestra calma haciendo el perdón para sí mismos y los demás.
Dejemos para mañana, lo malo que queramos hacer hoy, y ya calmados, reflexionamos mejor y lo dejamos para nunca. 
Perdonar es sentir a Dios en el silencio de la naturaleza, en el mirar de un niño, en el amor de un animal.
Realmente perdonar a una persona que nos ha hecho un daño irreparable es difícil, pero no imposible. Recuerde- Dios ama, no juzga-.
Podemos perdonar, si queremos hacerlo y nos dedicamos a lograrlo, sin ponernos límites, como un buen dicho de Henry Ford “Cuando  creo que puedo tengo la razón y cuando creo que no puedo también tengo la razón”.  Dicho de otra manera: si tú quieres puedes hacerlo, si no quieres, limitas y crees tener la razón.  Necesitamos  perdonar, debemos perdonar, ser libre de la culpa que otra persona me hizo a mí en su momento",
Perdonar es ver con los ojos de DIOS, sin cosificar.
Al perdonar sanamos las heridas internas, es ser bueno consigo mismo.
Perdonar no quiere decir que se eche al vacío los golpes que te han hecho, pues siempre estarán latentes, simplemente es recordar en paz, sin odio, sin amargura.  Podemos disentir y no que los recuerdos nos lleven a resentir, a encadenarnos al pasado. que el perdón no es para liberar de culpa al otro, sino que yo sea libre de las heridas del alma.
El perdón no significa que debamos reconciliarnos con quien nos lastimo, es simplemente reconciliarnos con Dios y nosotros mismos. Es imposible estar al lado de quien tanto daño nos haya hecho.
Oremos, meditemos, crezcamos como personas, cerremos capítulos, desatemos nudos que nos lastiman.  No seas un prisionero con las llaves en tus manos.  Se flexible, sin sometimientos, tolerante, recuerda que Jesús no tenía diferencias con nadie, al ser tolerantes progresamos con sabiduría y serenidad.
Perdonar es simplemente una decisión  valerosa.  Elige quererte y querer a los demás aunque a veces llores por tu dolor, tu tristeza, pero jamás lo hagas por haber dado el perdón. La paciencia toda lo alcanza y recuerda: si tienes a Dios nada te faltará.
El perdón en la pareja a veces cuesta más.  Muchas religiones – por no decir todas- nos quieren crear el error de que debemos perdonar y seguir con nuestras parejas (quienes a veces son nuestros peores enemigos). Que equivocados están pues  a nadie se obliga a estar con el ser que ya no se ama, con el cual la llama de la pasión ya se apagó. Nadie, absolutamente debe “soportar y aguantar”  a otro ser, sólo si se desea,  y lo hacen por conveniencia, miedo a la soledad,  al que dirán.  Los que se separan son los esposos no los padres.  No se deben buscar culpables, solo el perdonarse y perdonar, e inclusive si no se puede convivir tratar de ser los mejores amigos, sin recordar el pasado.
Digámosle a Dios desde el fondo de nuestra alma: "Señor, yo quiero perdonar, borra lo que siento, quita de mi corazón estas heridas, dame un corazón nuevo, te entrego el mío, ven a mi vida Jesucristo a ti te lastimaron profundamente, a ti te dañaron y te atreviste a decir a tu padre: "perdónalos porque no saben lo que hacen", ¡Señor, yo te digo hoy perdona a tal persona, porque me lastimó profundamente, y llévate de mi corazón este amargo sentimiento!, "yo hago mi parte, tu haz la tuya".
Nosotros también hemos lastimado a mucha gente, con intención o sin ella, hemos herido profundamente el alma de nuestros seres queridos y debemos pedir perdón mientras podamos.
Sonicha

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