Ha llegado la hora en que ella salga.
Y él se va retirando despacio sin mucho afán
Pues le gusta verla así, coqueta, con paso lento
Sin prisas por aparecer, subiendo a una altura inalcanzable
Mientras se va ocultando, no sin antes poder
Verla brillante, en todo su esplendor.
Sin embargo, muchas veces se queda tras una montaña,
Sumiso mirando su coquetería, celoso al ver como ella
Se quedará toda la noche alumbrando a los poetas
Que le dedican sus versos hermosos, melancólicos,
Y a veces muy tristes con lágrimas en los ojos.
Por ello sabe que es hora de ir a descansar hasta su nueva
Jornada, cuando verá como se va cansada a apagar su
Exorbitante luz, tomar fuerzas para una nueva noche.
Al llegar el nuevo día, la ve partir, aún coqueta, radiante.
Sin hacerse notar contempla su existir, su hermoso paso
al danzar de la aves con su hermoso canto, suspira con
bellos sentimientos hacia ella.
Sabe que no solo los poetas la admiran, también
los pintores, escultores, cantores.
En los montes, playas o balcones se inspiran al verla
aparecer y hacen de cada cosa suya una obra de arte.
Sin hacerse notar contempla su existir, su hermoso paso
al danzar de la aves con su hermoso canto, suspira con
bellos sentimientos hacia ella.
Sabe que no solo los poetas la admiran, también
los pintores, escultores, cantores.
En los montes, playas o balcones se inspiran al verla
aparecer y hacen de cada cosa suya una obra de arte.
Pero...
Lo que él no sabía era que ella
también le miraba, que le gustaba llegar
calladamente y observar como
se iba tímidamente tras una montaña a esconderse.
Siempre quería lucir hermosa, coqueta y sonriente,
tan solo para él.
No sabía que los anocheceres fríos eran de más
sufrimiento, por que hacían que se fuera pronto.
Y a veces pasaba mucho tiempo para poder verle
de nuevo.
Que envidiaba aquellos danzares de los pájaron y
deseaba fervientemente hacerlo para que la viera.
No tenía la mas mínima idea que ella lloraba con los
poemas dedicado de aquellos que amaban en silencio,
las pinturas donde extrañaban, se metían adentro,
Le dolía aquellas personas que con lágrimas en los ojos le pedían
hablara a sus amados lejanos.
Muchas veces se escondía tras una nube para que nadie
notara cuan triste se sentía, por que el amor que sentía
por el sol, era de los mas intensos e imposibles de los
imposibles.
Por ello muchas veces demoraba su partida en los amaneceres
para poder verle y despedirse silenciosamente.
Sonicha (d.r.a)
Lo que él no sabía era que ella
también le miraba, que le gustaba llegar
calladamente y observar como
se iba tímidamente tras una montaña a esconderse.
Siempre quería lucir hermosa, coqueta y sonriente,
tan solo para él.
No sabía que los anocheceres fríos eran de más
sufrimiento, por que hacían que se fuera pronto.
Y a veces pasaba mucho tiempo para poder verle
de nuevo.
Que envidiaba aquellos danzares de los pájaron y
deseaba fervientemente hacerlo para que la viera.
No tenía la mas mínima idea que ella lloraba con los
poemas dedicado de aquellos que amaban en silencio,
las pinturas donde extrañaban, se metían adentro,
Le dolía aquellas personas que con lágrimas en los ojos le pedían
hablara a sus amados lejanos.
Muchas veces se escondía tras una nube para que nadie
notara cuan triste se sentía, por que el amor que sentía
por el sol, era de los mas intensos e imposibles de los
imposibles.
Por ello muchas veces demoraba su partida en los amaneceres
para poder verle y despedirse silenciosamente.
Sonicha (d.r.a)
