Buscaron una cafetería cerca, mientras le avisaban del próximo tren,
solicitaron cada uno un refresco.
No se miraban siquiera, Jairo rompió el silencio diciéndole:
-
espero me disculpes me dejé llevar por el deseo, no es mi forma de
proceder.
-
No se preocupe señor, creo los dos nos dejamos llevar por el momento. Mas aún por que estábamos solos, espero no se arrepienta de ello. –dijo Sarita.
-
No es eso, señorita, sino que las relaciones en la empresa no son de mi
gusto. Espero no se vuelva a repetir, no
me lo perdonaría.
-
Y si se volviera a repetir, me despediría?
Por que de por si, usted fue un reto que quise tomar. Me gustó todo,
pero no me gusta de pronto las advertencias.
Seria otro reto mas que llevar a cabo
-
Es usted como un poco atrevida, señorita.
Y no se preocupe no la despediría de su trabajo, sé que es una gran
ejecutiva y querrían saber el por que la despedí. No quiero dar explicaciones a nadie. Y que quede esto entre los dos.
-
Que cosa? Si no hemos hecho nada, Sarita se ríe con ganas. Jairo la mira con disgusto.
-
Se burla usted de mi?
-
Me burlo de su antipatía y su forma machista de tomar las cosas. Nadie es
inmune a una chica que quiera provocarlo y vi que usted no es la excepción, por
mucho que quiera aparentar en la empresa. Cayó!!!
-
Jairo se levantó de la mesa con furia, no miro atrás.
Sarita se termino su refresco y fue a sentarse a esperar, Jairo no la
miraba. Ella se sonreía en sus adentros.
Llegó el nuevo tren, abordaron. Igualmente les correspondió un sitio para
cuatro, lo cual sabían serían los dos solos.
Jairo sacó unos papeles de su maletín, empezó a leerlos sin mirarla. Sarita abrió su laptop y empezó a escribir,
sonriendo y mirándole de reojo, notaba su enfado.
Arrancó el tren y Sarita empezó a quitarse la chaqueta, Jairo la miró y le
dijo:
-
señorita por favor, nos quedan 45 minutos para llegar y no deseo llegue a
la reunión con esa blusa que para nada es presentable.
-
Perdón señor, cuando estemos llegando con gusto me pongo mi saco, en este
momento tengo mucho calor. Además puedo
hacer lo que me plazca aquí, mientras no este en la reunión.
-
Es usted una chica muy altiva y eso le resta muchos puntos a su favor, que
egocéntrica me resulto.
-
Sarita se ríe a carcajadas, aún ofendido señor?
-
Jairo se paró del asiento con más furia aún, se hizo frente a ella, quien
lo miraba hacia arriba ya que estaba sentada.
Le quitó la laptop de sus piernas, la levantó y empezó a besarla con
mucha furia. Me lastimas, dijo Sarita.
Esto es lo que quieres? Me querías a tus pies? Pues sí, me mata el deseo de
poseerla, de hacerla mía y esa cara burlona me enerva, me saca de mis
casillas. Le quitó el saco y la blusa,
besando sus pechos, tratando de lastimarla, seguía en el cuello, sus labios,
siempre con furia. Siguió hacia abajo, le quito la falda. Sarita le
desabotonaba la camisa, él mismo se la acabo de quitar e igualmente su
pantalón, dejando su interior. La acostó sobre el asiento, le quito sus bragas,
volvió a darle besos fuertes en la parte de adentro de sus muslos, hasta llegar
a su sexo, movía su lengua dentro de ella. Sarita se movía con fuertes
contracciones, él le tapaba la boca para que no gritara, mientras su lengua y
labios hacían de la suya en la vagina de Sarita.
Paró de hacerlo, bajo un poco su interior, Sarita quedó viéndole su
miembro, estaba que estallaba, se alzaba impotente, brilloso en su punta. Se
puso sobre ella y se lo introdujo, siempre con fuerza, se notaba quería
lastimarla, entraba, salía. Le besaba los labios, halándoselos, su cuellos, sus
pezones, su vientre, mientras seguía poseyéndola. Se hizo hacia atrás y volteó
a Sarita, sin lubricarla la poseyó por
detrás, Sarita, gritó. Eso querías? Pues
allí tienes, la besaba por su espalda, besos apasionados ya más suaves, entraba
y salía de ella, parando solo para besarla y acariciar sus senos. Ahora besaba
y besaba su cuello, acariciaba su cabello.
“que bien hueles” – decía Jairo- me gustas, si, me gustas. Eres una mujer muy hermosa, sensual,
provocativa; pero no me gusta se burlen de mi.
Se paró, quiso vestirse y Sarita se le acerco a besarle, sus labios
poseyeron los de él en un fogoso encuentro, sus lenguas se enredaban. Hizo que
se sentara en el asiento y ella encima de él, empezó a cabalgar, los dos
besándose, él se recreaba viendo sus senos moverse al vaivén del movimiento de
ella, los tomo entre sus manos, absorbía sus pezones, los lamía, apretaba… ya no puedo mas Sarita, córrete ya!!!
Sarita ahora se movía mas fuerte, apretando su vagina, Jairo la besaba con
deseo incontenible. Hasta que los dos al mismo tiempo llegaron al clímax,
sigue, sigue no pares! Decía Jairo mientras tenia su orgasmo, Sarita seguía y
seguía hasta que quedo con la cabeza recostada en el hombro de Jairo, sentada
sobre su pene. Se dieron un beso muy apasionado. Buscaron toallas desechables, y limpiándose se
vistieron.
Jairo se sentó al lado de Sarita y le dijo: perdóname por haber sido un
bruto, me enfureció tu burla y sí, sucumbí a tus encantos, no cualquiera se
niega, sólo deseo no se sepa en la empresa, pero cuando desees nos seguiremos
viendo. Sólo quiero decirte que fue tenaz y muy excitante.
No pasa nada Jairo, igualmente me sentí muy bien, es cierto que tuviste un
rato que te portaste como un animal, pero fue riquísimo y un buen final. Nadie
sabrá en la empresa y no tengo problema en que nos veamos nuevamente.
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