lunes, 23 de diciembre de 2019

ALEGRIA...

Esta quimioterapia ha sido un terror para mi, me ha dado con fuerza o tal vez me ha tomado mas débil. no sé.

Desde que he podido levantarme, me dedico a escribirle a la EPS para que no demoren mi otra quimioterapia pues puede ser la última, si no la demoran. No he tenido respuesta a la fecha del 12 de diciembre y sigo insistiendo.
Los dolores en el cuerpo son intensos, ni siquiera he podido salir a caminar. El día 14 de diciembre, sábado, me llaman de la clínica para citarme el dia lunes 16 a las 6:30 a.m e iniciar de nuevo otra quimioterapia y debía hacerme el examen de sangre el domingo. Mi sobrina como siempre me facilitó su moto para ahorrar transporte, fui a hacérmelo, tuve que parar en varias partes por que me sentía con mareos, le pedía a Dios no me soltara de su mano y me acompañara. Gracias a Él volví a casa  y luego fui a entregar la moto.

El día lunes mi sobrina me llevó hasta la clínica, fui por los resultado y a esperar me llamen a la sala de quimioterapia. Iniciamos a las 7 de la mañana, ese día solo llevé dos mandarinas y una manzana. A las 12 del mediodia tenía mucha hambre, veía a las personas comer y esperaba pasara algunos de los acompañantes para pedirles el favor me compraran algo de comida. No hubo a quien decirle pues pasaban un poco lejos de mi. Bueno aguanté hasta mis 4 de la tarde que salí, el medico había quitado otro medicamento  y fue menos tiempo. Cuando me paré  sentí mareo y una señora que estaba recibiendo quimio también, me paso dos gelatinas blancas que me servirían. Al salir de la clínica me sentía demasiado mareada, fui al restaurante y me dio náuseas ver esa comida, mejor fui a abordar un taxi para irme a mi casa.

Al llegar a casa, mi niño me recibió feliz de verme. Sonreí y no le dije nada, solo que tenía hambre, me calentó un poco de comida y dijo me acostara. Me recosté y dormí solo 10 minutos, el dolor en la espalda era intenso y las piernas no me respondían. Llamé a mi niño para que me ayudara a moverlas, tenía calambres en la espalda, la madre de Dios que era impresionante todo, creí se me torcía todo el cuerpo, dolía intensamente como si me quebraran cada parte de mi. Me levanté e inicié a caminar por la casa, era como si estuviera corriendo todo la noche o levantando pesas con mis piernas... Dios...

Martes, no pude pararme de la cama si no era para ir al baño, dolía mi cuerpo, quemaba la piel. Mi marido hizo un almuerzo suave y se fue a trabajar. No tenía ganas ni de agua, pero tampoco pude dormir, solo acostada.

Miércoles, me paré de la cama a las 6:30, no puedo dejarme llevar por el dolor, no debo. Hice cafecito y luego el desayuno. preparé almuerzo y luego me quedé sentada en el sillón. Apliqué una crema para el dolor de las piernas, seguían engranadas, la espalda mataba.

Jueves 10 de la mañana, tengo cita con el oncólogo tratante, me vio y dijo no había bajado mucho de peso desde el tratamiento, tan solo 10 kilos. Revisó mis senos, preguntando como estaba, le expuse todo y dijo que no mas quimioterapia e iba para la cirujana. Mi alegría no pudo ser mas completa, le abracé y agradecí. Me acompañó mi marido y luego se fue al trabajo, quedando yo con mi hijo, tuve que ir a otra torre para autorizar la cita, luego ir a otra para pedir la cita. estaba mal redactado y de allí fuimos de nuevo a la oficina del médico. Con el niño estábamos cansadísimos, quiso conseguir una silla de ruedas para mi y no habían disponibles.  Salimos a las 5 de la tarde, pero feliz de haber conseguido la cita para enero. invité mi hijo a comer, yo no tenia hambre, aunque me sentía débil, mas no se lo dije. Estaba llena de alegría.

Sonicha(d.r.a.)



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