viernes, 31 de agosto de 2012

TOCANDO FONDO



En muchas ocasiones se necesita tocar fondo para saber valorarnos, sentirnos como personas y no objetos para otros. 

Sentir que es el momento, aunque la tristeza nos destroce. Levantar cabeza, no dejar que el lodazal no hale hacia cienos de amargura. 


Creamos, meditamos, planeamos y nos sentimos felices al sentirnos amados por alguien aunque no esté allí, pues su “energía” llega a nuestro ser. Dependemos emocionalmente de aquella persona sabiendo que es como una arena movediza en la que hemos caído y poco a poco nos devora, caemos a un pantano fangoso de desesperación, de apego, perdonamos fallas, traiciones, humillaciones tan sólo porque no nos abandone. 

Sentimos que ese alguien no nos quiere, que sólo está contigo por exhibirte, por tener un poco de compañía en sus ratos de aburrimiento. Que solo eres una opción y sin embargo cerramos los ojos y seguimos… con la intención de que se nos valore como la persona que da todo su amor, su corazón a una relación de “uno”. 

Creernos débiles al sentir tu lucha solo y pensar que mejorará si pones más de ti. Un dolor que es conocido por todos y reprobado, pero seguimos hundiéndonos más sin importar lo que dirán, haciendo oídos sordos, auto valorarnos muy mal. 


Pero siempre habrá un pequeño estímulo que sale del alma y nos hace movernos, no esperar advertencias mayores, sentir que somos especiales, que valemos mucho, demasiado para dejarnos hundir mas en el lodo del dolor, resignación y desamor. 


Siempre debemos prepararnos mentalmente, aprender que no valemos lo que valen las facturas de los bienes materiales. Hacer valer nuestros anhelos y sentirnos únicos, perfectos. No esperar que nos den cuerda o entrar a un sentido de urgencia. Saltemos al campo de batalla a luchar y ganemos la guerra; que sólos dejamos nos declaren…. 

Sonicha

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