Hace una noche tranquila, demasiado, ella
se queda mirando a su esposo y piensa en alegrar la noche. Se le acerca
besándole diciendo:
-
Amor te propongo un
juego.
-
Cual? – pregunta él.
-
Uno de las dos trata de
excitar al otro sin tocar sus partes genitales en 5 minutos debe lograrlo,
primero uno luego el otro y el ganador pondrá condiciones.
-
Vale, tiremos un dado.
ella pierde, el esposo empieza a quitarle
la ropa, poniéndola sobre la mesa del comedor, besándole sus labios, ojos,
mordiéndole las orejas, pasando su lengua por el cuello suavemente,
susurrándole palabras amorosas, pasa por su pelvis quitándole las bragas sin
tocar su sexo, sigue por sus piernas, besa rozando los labios.
Ella a pesar de sentirse excita,
aguantaba, se hacía la que nada sentía, pasaba el tiempo y él seguía con sus
caricias. Se terminó los 5 minutos y
parecía que nada le hubiera hecho a ella
pues estaba muy tranquila. – Ella sonreía en sus adentros-
-
Terminó el tiempo, dijo
ella- es mi turno.
-
No vale, estoy demasiado
excitado. Espera me calmo.
-
Ok
Fue a su habitación ella, él siguió
viendo tv.
Después de un rato volvió. Listo? Le preguntó ella. Venía con una camisa
de su esposo puesta, le quedaba casi a las rodillas.
-
Sí, respondió
Le quitó el pantalón que tenía dejándolo
en bóxer, él aun permanecía sentado en el sofá. Dándole un beso jugaba con su lengua dentro de la boca de él,
pasándola por los labios, chupándolos, halándolos cogiendo su cabeza con la
mano fuertemente, se sentó encima de él con las piernas abiertas de frente.
Ahora le tomaba la cabeza con las dos manos seguía besándolo fuertemente,
mordiéndole los labios, absorbiéndolos, su cuello y moviendo su cadera en
círculo. Parándose se acomodó sobre una pierna de su chico, abriéndose la
camisa- tenía un sostén de encaje negro con una abertura en el medio dejando
ver sus pezones.
Él
con los brazos a un lado cerró los ojos, al sentir los pezones rozando su boca,
trataba de no pensar para no perder. Cuando se sentaba en su pierna, sintió su
sexo rozándola, tenia aquellas bragas incitantes con la abertura en el medio,
las cuales no necesitan quitarse. Ella movía sus caderas de atrás hacia
adelante y él sentía ese sexo húmedo, caliente, deseoso.
-
¡Pillina!! Dijo él,
abrazándola para poseerla ¡no aguantaba más!
Tuvo que forcejear mucho con él, pues aún
no era hora de que la poseyera ya que perdió.
-
Gané, gané – decía ella-
saltando. Ahora soy yo la que pone las
condiciones.
Él sentado quiso autosatisfacerse, ella
no le dejó, ya que le tenía preparado cosas mejores.
-
Duchémonos, dijo ella,
entro primero duchándose suavemente, sin dejarse tocar de él.
-
Estaba intrigado por
saber que iba a hacer su esposa, ella solo sonreía.
Se coloco un conjunto igual al anterior,
pero esta vez blanco, el cual le encantaba a su esposo. Perfumó su cuerpo y
soltó su cabellera. Ya él estaba parado frente a la cama con la toalla
alrededor de su cintura.
Se acerco a su chico por la espalda,
besándolo, abrazándolo fuertemente para que sintiera sus senos ardientes. Subía
y bajaba las manos por su pecho mordiéndole la espalda.
Él
sentía dolor pero era ¡excitante! Sentir
sus caricias por su pecho, como lo cogía con fuerza. Esas manos que parecían de
seda y piedra a la vez.
Le quitó la toalla, bajando sus labios en
un roce sutil por su espalda hasta los glúteos de él, mordiéndolo en cada una
de ellas, sosteniéndole fuerte para que no se quitara. Cogió las manos de él
hacia la espalda amarrándolas con buenos nudos, él se dejaba hacer, quería
saber las intenciones de su esposa. Ella se sentó en la cama de frente a él,
mirando su sexo imponente, apuntando hacia sus labios. Acercaba su cara
lentamente, alzando los ojos a mirarle y empezó a besar su ingle, besaba,
mordía, rozaba su lengua. Primero en un lado y luego en el otro. Tomó su
trasero con las dos manos con fuerza atrayéndolo enterrando sus uñas, chupando
y halando sus testículos.
-AYYYYYYYY me duele –gritaba él- pero no
importa sigue… sigueee ohhhhhh. No sabía
si el dolor era en los testículos por lo duro que le halaba o al ella coger sus
glúteos tan fuertemente enterrando sus
uñas para atraerlo. No aguanto más y se corrió encima de su cabellera.
Lo miró pícaramente. no he terminado aún - le dijo ella-
Sonicha